Ciclismo español: la esperanzadora generación actual
Sí, no es exactamente la Edad de Oro del ciclismo español, con Purito, Sastre, Freire, Contador o Samuel Sánchez, estaremos de acuerdo. Ni el ciclismo español tiene en activo a Induráin, ni a Delgado, al menos sobre la bicicleta. Después de la retirada de Valverde, aunque ya se atisbaba durante sus últimos ratos de carrera profesional, el ciclismo español se quedaba huérfano de un gran referente, de un líder que despertase el interés mediático en el arranque de cada verano. Enric Mas y Mikel Landa se quedaban al frente de un elefante que ha pasado por encima de muchos que se lo han echado al hombro. Pero la falta de mordiente en uno y la irregularidad de otro terminaron por hacer sentir un agujero que era real. Un momento valle como tantos en la historia, que no es lineal sino cíclica. Y, como siempre, recurrir al refranero castellano aporta la esperanza que se espera de él: después de la tormenta, llega la calma.
La evolución de Carlos Rodríguez en 2023, victoria de etapa en el Tour de Francia incluida, y la de Juan Ayuso siendo podio en la Vuelta a España de 2022, en combinación con la presencia de veteranos en estas lides como los propios Mas y Landa, cambiaron un panorama que se esperaba desolador. Si mezclamos con la clase y polivalencia de Pello Bilbao, la presencia de Alex Aranburu y la explosión de algunos talentos como Oier Lazkano, Pelayo Sánchez, Roger Adrià o Pablo Castrillo, además de los ilusionantes casos de Iván Romeo y Pablo Torres conformamos un cóctel muy interesante. Sí, sigue siendo escaso el acceso a la élite con un único equipo de bandera española, pero, hay que admitirlo, el cómputo general invita a olvidarse de los negros nubarrones que muchos anticipábamos.
Por el momento, Ayuso tiene en el palmarés dos rondas HC como País Vasco y Tirreno-Adriático. Está ahí, en ese escalón inmediatamente inferior a los grandes dominadores, en espera de que el salto se produzca o el hueco se abra. Tiene ventanas abiertas, con el hándicap del equipo del que forma parte, repleto de estrellas y ciclistas que se encuentran en un punto similar al español. Mismo foco, diferente problema para Carlos Rodríguez. Ineos está a su disposición. Y ese es el problema. No por el hecho, sino por el motivo, ya que los líderes que rivalizaban con él por tomar la cabeza del gigante británico han elegido marcharse, y no por casualidad. Con él siguen su tocayo Óscar, Castroviejo y Fraile. Los dos estandartes viven en una realidad similar, conscientes de que ante la ausencia de los grandes, son los siguientes en heredar el escenario.
A una altura distinta (pero paralela) viven ciclistas como Marc Soler. El catalán es todo un veterano que sabe buscar la oportunidad debajo de cualquier piedra. Javier Romo ha aportado frescura a Movistar, del mismo modo que Ion Izagirre sigue contando para todo desde el Spanish Cofidis de Herrada, Lastra, Samitier o Gorka, el otro Izagirre. Jon Barrenetxea, los Kern-Phama si confirman la actuación en la Vuelta, Cristiàn Rodríguez, Carlos Canal, el veterano De la Cruz, Juanpe López, Carlos Verona... La presencia es notable y la calidad evidente. Por tanto, si todo ese magma de ciclistas medios en el contexto internacional encuentra una o dos cabezas que de alguna manera les coronen, como parece ser el caso, la percepción del momento del ciclismo español cambiará radicalmente. Algo que parece haber pasado con estos mimbres y los que están por venir.
JM
Comentarios
Publicar un comentario