Enric Mas: el genio atrapado entre el Tour y la Vuelta
El ciclista balear anuncia la gira de 2025 e incluye todos los grandes éxitos de su carrera, atrapada entre el Tour y la Vuelta, lastrada visiblemente por los deseos de la marca comercial que financia su vida. Movistar vuelve a reclutar la mejor versión del mejor ciclista de la plantilla para el mes de julio y el de septiembre, lo que ha venido sucediendo entre 2020 y 2025 con el mismo resultado encima de la mesa: fracaso en Francia, éxito moderado en España. Ese inmovilismo, que tiene más que ver con los ojos de Espinete que con el veloz deporte de Fernando Alonso, impera en las venas de quienes toman una decisión a boli como una forma de vida. Apostar por el Tour cuando tienes herramientas es buena idea. No tanto enviar a un soldado a enfrentar tanques con un palo y un saco de piedras. Menos aún enviar a la confrontación a un ciclista que ha demandado públicamente victorias que esconden anhelos de cariño, que a su vez significa autoestima. El Tour, carrera que ilusiona a unos y devora a otros, no será la respuesta en un 99% de los casos.
Sí la Vuelta, aunque los quinientos finales unipuerto de más a menos no garantizan la mejor expresión de un ciclista sin pegada de cara a meta (sprint) y sin TNT en las arrancadas (explosividad). A poca contrarreloj que haya, las cuentas no salen con los violentos ascensos al Angliru y la Bola. ¿Habrán reparado en ello? El Giro, en cambio, ese sueño húmedo en color rosa de cualquier escalador que se precie, sigue inédito en Artá. Es cierto que los italianos no han trasladado a la opinión pública sus propuestas para 2025 (será el 13 de enero), pero los conjuntos lo conocen y trabajan con toda la información. Cuando un ciclista como este se acerca a toda prisa a la treintena en el DNI y al final de su contrato con Movistar, es urgente quemar cartuchos para ilusionarle, para no dormir sus ambiciones. O para crearlas. El arroz corre riesgo de pasarse y las memorias de ver al balear levantar los brazos en rompan filas. Si la fórmula se repite, el resultado acabará por ser similar, lo que significaría otro año de transición hacia no se sabe muy bien el qué. Porque puede resultar en la transmigración de las almas de creencia platónico-budista o en la pérdida del jefe de filas que tantos esfuerzos les cuesta encontrar barra mantener. Perder se puede perder un autobús, pero nunca un tren, y los salarios de gregario en uno de los superequipos son una golosina. El equipo no se puede permitir dejar marchar a quien te garantiza los puntos, aún no de sutura. A base de tedio no se recupera el romance. Y si, como acostumbran, dejan los ramos de flores para octubre, a lo mejor entran en escena terceras personas y la margarita acaba por decir 'no'.
¿Al Tour para qué? -se preguntarán-. Porque para la marca es lo más importante, en conjunto con la Vuelta. Deben tener contrato de permanencia. O una tarjeta de puntos en Carrefour. El Giro para ellos es como el aterrizaje en la luna para muchos, una leyenda urbana. Allí mandan al equipo sin maquillar y a los renegados, porque las pinturas de guerra y el intento de tacón y lentejuelas lo lucen en julio, pero sobre todo en septiembre, donde planchan un uniforme que escondía debajo el blanco, color que sustituye al azul cielo tan característico de la marca durante todo el año.
Lo habré repetido hasta la saciedad, pero lo voy a hacer por última vez: Enric Mas debería correr el Giro de Italia. Entre bajas y recorrido, es posible que el podio acabe cayendo a los pies del mallorquín con el único mérito de continuar en el pelotón. Un duelo con Pogačar, Vingegard o Roglič, ante el que siempre ha perdido, asusta a cualquiera, pero otro con los Yates o Juan Ayuso un poquito menos. El Giro es más para escaladores, que dada la dureza intrínseca de los puertos, acaban arriba sí o sí, muy mal se tendría que dar. La tecla puede tropezar, pero, ¿no es acaso lo que viene pasando por sistema en el Tour? El riesgo cero no existe. La gravedad cero tampoco, pero dejen volar a este ciclista, a ver si había alas y estaban guardadas junto a la rueda de repuesto cual tren de aterrizaje. #FreeEnric, que dirían los landistas arrimando el hombro.
Ya en serio, ¿no sería planteable permitirle, por ejemplo, disputar las tres grandes? En Giro y Vuelta la general y en el Tour a por destellos puntuales. Vamos, que se esté quieto dieciseis de ventiún días. Con Giro y Vuelta desde el podio, la permanencia, palabra tan ansiada, sería matemática. Serán imposiciones, miedos o cataratas del Niágara, a saber. Pero los pájaros no pueden ser enjaulados, porque ellos son del cielo, ellos son del aire, que cantaría Bebe. Y al final el pájaro se preguntará qué vida habrá más allá del croma verde, del mundo limitado de Truman. En un momento tan delicado como año de decisiones, de transiciones para el paso de un trienio a otro, Enric debería afrontar el éxito. Palabra que en el Tour no va a materializarse. Él mismo lo está demandando: quiero victorias. Hacer lo mismo de siempre reportará lo mismo de siempre: el Middle of the Road tan temido, quedarse a medio camino, volver a esperar al año siguiente.
Pero esperar puede ser para siempre. El viento ya no vuela las melenas de muchos, la foto del DNI cada día te mira más mayor, con todas esas crisis y melones que se abren en la mente. Así que despierten, no vayan a girar el timón cuando el iceberg esté encima. Porque a ver a quién recurren para atar la permanencia del próximo trienio si el líder un día responde con evasivas a preguntas sobre la renovación. Ah, no, que ya ha empezado a pasar. Pues échense a temblar, porque hay riesgo de llorar como mujeres lo que en su día podrían perder como hombres. Es un traspaso jugoso para agentes. Rectifiquen, piensen y acuerden. Y decidan bien, que a lo mejor el propio Enric no sabe lo que le conviene. Fuera de tiempo, los triples no cuentan. Tic, tac.
JM
Fotos: Sirotti / Getty
Yo creo que Enric Mas está lejos de competir en otra grande que no sean el Tour Francia y Vuelta España corriendo con el maillot de Movistar porque es una realidad que no tienen el más mínimo interés en el Giro
ResponderEliminarFeliz año 2025
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