El World Tour, las 'Wild Cards' y los problemas de las GV en 2025

El World Tour se cocinó para concentrar a los mayores talentos en las mejores carreras ciclistas del calendario. Una liga que, pese al hermetismo reinante y habitual, ha permitido que existiese una segunda velocidad, una ristra de equipos que operan al margen del gran sistema, pero en interacción constante con él. Los cánones y requisitos para formar parte de esta élite exigen patrones económicos, pero también clasificatorios. Varias marcas con proyectos de intensidad creciente y con gran ambición se han quedado fuera de la liga principal, ya sea por espera a encontrar resquicio para entrar como por creencia. Se vive mejor fuera, sin tanta burocracia y con mayor libertad de calendario. La paradoja es que dentro del World Tour compitan escuadras con menor atractivo que estos otros equipos que han comenzado a armarse con nombres que soñarían muchos de los conjuntos considerados de élite. Tom Pidcock y Julian Alaphilippe han sido dos de las incorporaciones más sonadas del World Tour al universo otrora llamado Continental, ese escalón inferior del profesionalismo que está cobrando tanta importancia que es en la actualidad un problema. 

Los escenarios más golosos, los de las Grandes Vueltas, operan con tan solo dos plazas de libre elección, guardando dos puestos para los dos equipos que por clasificación tengan derecho propio a ocuparlas. Por ejemplo, un panorama tan rico como el francés, pelea por entrar al Tour de Francia, el leitmotiv de cualquier escuadra gala que se precie, ante Q36.5, Tudor o los nórdicos del Uno-X que tan buen resultado han ofrecido en las invitaciones previas. Porque Israel, Lotto, Uno-X, Q36.5, Tudor y Total Energies son seis equipos para cuatro plazas. El embudo de las Wild Cards que afecta de forma directa a un conjunto francés, algo que en el Tour suelen atender como prioridad, como todo el mundo sabe. No entra en pronóstico que el Unibet Tietema Rockets, con bandera francesa desde 2025 pelee por un hueco en el escaparate del mes de julio. Y menos mal, porque el galimatías podría ser de aúpa. Dos de esas plazas recaerán en Lotto-Dstny e Israel-Premier Tech por último año dentro de un trienio a punto de concluir. Ello implica que entre Pidcock, Alaphilippe, Uno-X y un equipo francés habrá dos que se ausenten del Tour de Francia de 2025. 

En el Giro de Italia se contempla la renuncia del Lotto y la gran seguridad del Polti en la terna de salida. Pero la italiana parece la menos problemática, pues entre la renuncia de los belgas y la no existencia de un gran número de licencias italianas fuera de la estructura apadrinada por Alberto Contador permiten que exista hueco para dar cabida a aquellos conjuntos y estrellas que el Tour rechace. Segundo plato, sí, pero plato al fin y al cabo. En cambio, la Vuelta tiene ante sí una papeleta de gran relevancia, por las repercusiones derivadas sobre el ciclismo español. Son cuatro los equipos que aspirarían a dos de las candidaturas. Se entiende que las dos plazas disponibles irán a equipos españoles y se sobreentiende que serán asignadas a los dos que en 2024 se quedaron fuera. Es decir, Caja Rural y Burgos BH. En cambio, cuesta imaginar la ausencia de Kern-Pharma tras sumar tres triunfos en la última edición. Si los criterios deportivos imperasen, los navarros deberían ser tenidos muy en cuenta. La propia organización se ha desmarcado de la responsabilidad de acoger por turnos a las cuatro estructuras españolas. Los demás equipos conocen la coyuntura y lo lógico sería que aspirasen a completar la participación del Giro, porque la Vuelta sea misión imposible por las características particulares ya mencionadas. Eso sí, la decisión de dejar fuera a uno de estos equipos de España por segundo año consecutivo bien podría acarrear consecuencias a modo de problemas de continuidad, y es por ello por lo que la organización de la Vuelta tratará de tomar la mejor decisión para todas las partes. 

Suceda lo que suceda finalmente, lo que parece evidente es que habrá conjuntos que queden fuera de alguna de las Grandes Vueltas y que es probable que alguno no opte a la participación en ninguna de las tres. Lo irónico del caso es que todas estas escuadras opositan para entrar a unas carreras a las que varios conjuntos acuden por mera obligación y con la única consigna de cumplir el expediente, sobre todo en los casos de la Vuelta y, sobre todo, del Giro. Es una lástima que las normas del World Tour no permitan la renuncia a más carreras, o reduzca el número de invitaciones automáticas, lo cual podría redundar en una mayor competitividad por ocupar los mejores puestos del ranking y en un mayor margen para los organizadores para elegir lo que más convenga a cada carrera. Cierto que de abrir la mano con las vueltas de tres semanas, sería complicado no hacerlo con el resto del calendario, por evitar el evidente agravio comparativo. Algunas de esas fechas tendrían problemas para coleccionar una terna de equipos atractiva, y es una de las garantías que ofrece el sistema World Tour, que en ese sentido sí beneficia la continuidad de fechas de competición, pues garantiza pelotones que acudan a disputarlas. 

JM

Comentarios

  1. Interesante artículo como siempre. Me llama la atención lo poco que se habla de este tema, porque las invitaciones es de mucha importancia para ciertos equipos. Raro que no impliquen a los medios con esta preocupación y meter presión con ello

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