Sobre la histeria alrededor de Iván Romeo (Movistar)

Suenan campanas de ilusión. La puesta de largo del pucelano está siendo de auténtico ensueño, pero no hay que llevarse a engaño, ni dejarse ir a favor de la histeria colectiva: el ciclismo de hoy no abre excesivo hueco para un ciclista de sus características. El UAE Tour es indicativo de absolutamente nada. Se sabía que iba a ganar el ciclista de la casa y que el resto de jornadas iban a quedar para medir plumas de alta velocidad. Pello Bilbao expulsó del podio in extremis a Iván Romeo, la gran sensación de la semana emiratí, y fue una pena, porque el ciclista de Movistar hubiese lucido de cine en un podio así. El cuarto lugar anima, significa cosas muy parecidas, pero de menor intensidad. Quizá mejor así, para no despertar demasiados radares de futurólogos. Lo divertido viene ahora, con medidas más proporcionales a su talento, como las clásicas primaverales y la París-Niza, prólogo del debut soñado en el Tour de Francia, ante unos rivales que darán una medida verdadera del lugar que el vallisoletano ocupa actualmente en el mundo (del ciclismo). 

Son 21 primaveras, edad más que sobrada para brillar en un contexto ciclista en el que los talentos maduran cada vez más temprano. Será el cambio climático o el giro de los vientos, pero Romeo parece en rampa para conocer a su Julieta, para elegir el rumbo y poner velocidad de crucero hacia el destino. En cristiano: pruebas de un día, cronos o vueltas por etapas, veremos en qué dimensión. Si el talento rebosa, todo cabe. Pero no debemos humanizar los registros de quienes han estirado el ciclismo hasta el grado de ser una ensoñación de imposibles cada día. Si Romeo juega una carta, mejor con la mirada centrada en ese horizonte que perdida, en mil sitios y en ninguno. Movistar históricamente ha aplicado palabras prudentes al narrar las características de los jóvenes, guardando siempre una posibilidad de activar el botón más adelante. Como si mañana nunca llegase, como si mañana a lo mejor no fuese demasiado tarde, más en un ciclismo tan particular y exigente como el de hoy.

El modelo Induráin, que les ha funcionado con el navarro y con nadie más, aplica en un corredor que en contrarreloj es una flecha (campeón del mundo sub-23 para más señas) y en montaña empieza a despertar, si bien no se ha enfrentado aún a retos de grandes puertos. Pero se ha empezado a codear en rampas de importancia con ciclistas de importancia, y eso no es sencillo de lograr si no es por calzar una pedalada repleta de poderío y clase rebosando por los cuatro costados. Banesto fichó a Prudencio, hermano de Miguel, quizá más para recordarle el mensaje a esa gran joya en ciernes que por las condiciones ciclistas del también navarro. Y es que aquí la prudencia solo cabe para impulsar más a su pupilo. Esperar puede significar quedarse esperando para siempre, y visto el desarrollo del ciclismo actual, donde cada vez hay más hueco para esos talentos precoces que acaban por apagarse con el paso de los años, tal vez sea el momento de abandonar el molde y observar cómo ha crecido el bizcocho. 

La evolución invita al optimismo, no cabe duda. El problema viene precisamente desde la perspectiva de los recorridos, que penalizan exactamente a este perfil de corredor más que a ningún otro. Las contrarrelojes han empezado a ser barcos fantasmas a modo de tren de Cercanías, y es ahí donde tenía el tiro de gracia, la diferencia entre quedarse a medias y poner la guinda a su trabajo. Pero así es como funcionan las oportunidades y los peligros, sin preguntar en qué momento te vienen bien. No hay posibilidad de congelarle a lo Waltz Disney hasta un paradigma que sea menos lesivo a sus condiciones, sino que tiene la única opción de adaptar todo ese potencial y ponerlo al servicio de una biografía que acaba de empezar a ser escrita con victorias. En Valencia demostró que puede caminar, que es capaz de echarse la pelota larga y darle alcance. Como mínimo, cazador de etapas de transición y contrarrelojista brillante. Se ha metido en la sesera el arcoíris absoluto en la disciplina y parece un título que le cabe en el bolsillo. A decir verdad, en estos momentos parece que se le queda corto, como un trofeo menor en un océano de posibilidades que van desde las clásicas hasta probarle como candidatable a disputar las tres semanas, veremos en qué formato y para qué. Es el problema de tener tantos talentos. 

JM

Comentarios

  1. Buenas reflexiones, como siempre. Lo que cabe preguntarse es el tipo de corredor que quiere ser. Indurain hoy en día no saldría con la cantidad de montaña que se incluye en las vueltas pero para clásicas puede ser un puntal del ciclismo español

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  2. Va a ser muy bueno el zagal

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