Ya basta de excusas, dudas y medias verdades sobre Chris Froome


Este artículo vierte sobre vaso de tubo una opinión personal, mezclando observaciones y hechos, aunque durante el viaje ambos conceptos utilicen una misma vía para circular. Estas impopulares afirmaciones sobre la peculiar carrera ciclista de Chris Froome debe anteponerse a la inconsistencia de argumentos inertes y mantras como mercancía comprada y archirrepetida por una clase periodística que los ha utilizado sin haberse sentado no ya a contrastar, sino a pensar. Por falta de interés en el personaje no será, pues encuentra altavoces y micrófonos pese a estos años de apagón absoluto. Al menos los titulares se tiñen un tanto de realismo y no abrazan la quimera de ver a Froomey como un candidato a pelear el Tour de tú a tú contra Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard. 

Me asaltan varias dudas sobre este ciclista que me gustaría resolver. Ninguna en lo personal, donde hace años me ganó con su simpatía y amabilidad. La primera se construye alrededor de las versiones oficiales esgrimidas por gran parte de la prensa, altavoces del mensaje que los equipos implicados en su trayectoria han querido transmitir. Que un ciclista gane cuatro ediciones del Tour, una del Giro y dos de la Vuelta valdría para ubicarlo muy alto en los rankings de mejores ciclistas. En cambio, eso no pasa. Se habla de los registros de los cuatro grandes (Merckx, Anquetil, Hinault e Induráin), pero nunca de las gestas del británico, que supera en victorias de tres semanas de duración a gente como Greg LeMond o Laurent Fignon y empata con Alberto Contador o el propio Miguel Induráin, todos con siete. La trascendencia de uno contrasta con la de los otros. 

¿Cuántos años lleva sin ser alineado -con buen criterio- para el Tour de Francia? Chris pasó de la nada al estrellato, y del estrellato a la nada. La leyenda dice que su contrato con Sky iba a expirar en 2011, abocado a no ser renovado, y que a la Vuelta que catapultó al ciclista nacido en Nairobi iba a asistir Peter Kennaugh, segunda espada del Sky de Wiggins, ciclista que causaría baja por lesión y en cuyo lugar vestiría dorsal Froome. La versión oficial es que la caída de Dauphiné, en 2019, acabó con las prestaciones del ciclista. Es precisamente aquí donde muchas sombras que dibujar. 

Pese a la insistencia papagallística de la prensa, el rendimiento de Froome había dejado de ser el que era antes de la caída. Llama la atención que un corredor que disputaba todo lo que corría no diese la talla en la Volta a Catalunya, donde se clasificó en 94ª posición. Tres puestos más adelante finalizó en el Tour de Colombia, disputado con anterioridad a la ronda catalana. En esta entrevista de Eurosport se insiste sobre el tema. Es una de las grandes falacias que se está estableciendo en el imaginario colectivo, sin indagar en los datos. Nadie ha puesto en duda las consecuencias de la caída ni la veracidad de la misma, si bien existió mucho secretismo en su día y en redes sociales sí que cundió el escepticismo. El hecho (y no es opinión) es que los resultados de Froome previos a la caída del mes de junio de 2019 no eran los de antaño. 

Seguro que existen mil excusas, mil justificaciones, pero no dejarán de existir mil dudas sobre el por qué real de esa bajada de rendimiento tan acusada. Sí, fue 11º en el Tour de los Alpes, lo cual a nivel cuantitativo no es un mal resultado. Pero observemos quiénes quedan por delante y quiénes por detrás, que invita a una seria reflexión. El 13º puesto en el Tour de Yorkshire también es bastante revelador porque la participación no era ni mucho menos la del Tour de Francia. 

Por tanto, habrá más elementos de análisis en las presuntas consecuencias de aquella caída. Para tener unas consecuencias tan funestas y costarle tanto la recuperación para el deporte de élite, en 2020, año complicado por muchos motivos para todos, fue capaz de completar con éxito nada menos que todas las vueltas en las que tomó parte. Cualquiera que lea las declaraciones de Froome una y otra vez en una y otra entrevista interpretará que le costó finalizar las carreras justamente posteriores al accidente de junio de 2019. Si observamos su ficha en Procyclingstats, tenemos una evidencia, y es que entre agosto y noviembre de 2020 fue capaz de terminar Occitania, L'Ain, Dauphiné, Tirreno-Adriático y la Vuelta a España. En el relato de la historia bien parece que le costó horrores llegar a cada línea de meta. Y no dudo que así fuera. Pero hay cosas que no terminan de cuadrar.

Las dudas se extienden más allá de la caída y la frialdad de los datos. Exonerado de un positivo en la Vuelta a España 2017 en la que cosechó el único doblete Tour-Vuelta de la historia (con la Vuelta en septiembre), también se le otorgó la victoria en la edición de 2011. Juanjo Cobo fue desposeído del título nada menos que en junio de 2019: ¿les suena la fecha? Seguro que no son más que coincidencias, pero resulta curioso que el destino le 'regale' una gran vuelta al británico cuando acababa de producirse la caída. El comunicado oficial de la UCI está fechado el 13 de junio; la caída en el reconocimiento de la contrarreloj de Dauphiné el 12 (un día antes). No existen videos de la caída, tampoco fotografías del traslado en ambulancia (helicóptero) donde se observe el rostro del ciclista con nitidez (ni sin ella). Esto son hechos, no opiniones. Seguro que también son simples coincidencias. Ha habido gente que ha puesto en duda la caída. Muy interesantes los videos en la materia.

Hablamos de un ciclista que irrumpió en la Vuelta 2011 de una forma un tanto peculiar. Ha habido más casos en la historia, pero con medio pie fuera de Sky y siendo un reserva en la formación británica que iba a apoyar a Wiggins, llamó aún más la atención. Fue Peter Kennaugh, la gran promesa del ciclismo en las islas, quien se ausentó de la Vuelta y Froome quien tomó parte en su lugar. Segundo en Madrid, proclamado primero en 2019. Fue más sonado su positivo en 2017. Aún más su victoria en el Giro de Italia de 2018. Un ciclista que vivió una carrera bastante irregular, que venció de forma contundente en el Monte Zoncolan tras haber cedido terreno en los pocos anticipos montañosos anteriores a la gran cima italiana, cediendo terreno un día más tarde en una jornada bastante más fácil.

En la contrarreloj no machacó como solía, firmando un gris quinto puesto que contrasta con el dominio del Zoncolan o de la superioridad manifiesta que mostró en Finestre y en la meta de Jafferau, donde según palabras de George Bennett hizo "un Landis", por lo que después tuvo que pedir disculpas. ¿Por qué? 80 kilómetros en fuga en solitario, algo inédito en el modus operandi del Sky. También hubo problemas con la publicación de datos, el equipo respondió como no había respondido a lo largo del Giro. Y todo, en palabras de los protagonistas, gracias a las barritas energéticas y un sillín especial para la ocasión. Froome, que llegó a meta cansado, pero bastante entero, admitió que había reservado energías para la etapa siguiente: larga y dura con meta en Cervinia, donde de nuevo no pudo rallar al mismo nivel. Es decir, que tras una performance aplastante en solitario que ni Pantani, adalid de los ataques lejanos, pudo llevar a cabo en toda su carrera, resulta que se había estado guardando un punto para el día siguiente.

No se puede acusar a nadie sin pruebas, está claro. Y no es el caso (preguntarse, reflexionar y dudar no es acusar). Pero el caso no deja de ser extraño, con algunas necesidades de aclaración que arrojarían mucha luz. Dos Vueltas a España polémicas (una tras haber dado positivo y otra tras descalificar al primer clasificado) y un Giro ganado de una forma extrañísima. Un contador parado en cuatro Tours con algunos detalles hasta cómicos (carrera a pie en el Ventoux, como buen keniata, despegue en el propio monte pelado tres años antes, ataque de amarillo y desfallecimiento posterior camino de la cima de Semnoz...) que le situarían cerca de los cuatro grandes de la historia (Anquetil, Merckx, Hinault e Induráin) y LeMond y cía. Pero nadie presenta a Froome como uno de los ciclistas top. El silencio delata, sobre todo con una historia tan evidente para aquellos que están buscando constantemente de qué hablar en el día a día del ciclismo. Eso quiere decir que existe cierto recelo, aunque no se hable de ello abiertamente. 

Y, como diría Mourinho en su día, me pregunto mientras pienso en : ¿por qué?

JM

Fotos: Bild / RCS / Agencias



Comentarios

  1. Resumes bien mi punto de vista sobre este ciclista

    ResponderEliminar
  2. Este articulo es mas que un grupo de ideas inconexas y llenas de odio hacia un ciclista. Te creia mas capaz pero te has quedado a medio camino

    ResponderEliminar
  3. Frome era un campeón hasta la caida en la Dauphine Libere. Marcó la carrera de este ciclista y no ha vuelto a ser el mismo. Pensar en otras cosas no tiene sentido porque es meterse en un mundo desconocido. Wiggins y Thomas me parece casos más raros que Frome

    ResponderEliminar

Publicar un comentario